La foto que me sirve de inspiración presenta a dos niñas caminando hacia la playa en San Sebastián. Este instante congelado en el tiempo evoca la pureza de la infancia, la curiosidad insaciable y la promesa de aventuras que solo el horizonte del mar puede ofrecer. Es una ventana abierta hacia la nostalgia, hacia esos momentos que atesoro en el rincón más cálido de mis recuerdos.

Así, en este viaje iniciático, exploro la intersección entre mi propio diseño visual y la educación emocional. Aprendo a utilizar la estética como un puente para conectar con mi audiencia, despertando en ellos la misma sensación de calidez y añoranza que experimento al contemplar la foto inicial. En la fusión de elementos visuales y emocionales, descubro el poder transformador del diseño como vehículo para compartir no solo ideas, sino también memorias imperecederas.

En resumen, mi viaje en la asignatura de Diseño Visual y Educación se asemeja a una travesía hacia lo profundo de mi experiencia humana, donde la nostalgia y la calidez de un recuerdo bonito se convierten en el faro que guía mi proceso creativo. A medida que avanzo, no solo desarrollo habilidades técnicas, sino también la capacidad de tejer historias visuales que perduren en el alma del espectador.